Mi primera vez: así descubrí a Manolillo Chinato

Como ya dejé caer en el primer texto de esta serie, a Extremoduro llegué tarde, y fue por mi culpa, habiendo pagado por ello el haberme visto privado año y medio de su disfrute. Pero, con haber sido ello una pena, toda vez que las mismas nunca vienen solas (‘penas y olas nunca vienen solas’), de manos de esta desgracia vino otra, no haber podido disfrutar en su momento en aquella cinta, MIkelín 90, del agreste sentimiento en corazón y carne viva de Manolillo Chinato, declamando a voz en grito el llamado con el tiempo a ser su más emblemático poema: Ama, ama, ama y ensancha el alma: en 1990, la mejor introducción & tarjeta de presentación de Jesucristo García. Escuchar aquel vozarrón, aquellos versos y aquel recitado de Manolo siempre me puso y me sigue poniendo los pelos de punta, y me temo que siempre lo hará.

1992 nos regaló Deltoya, tercer álbum de Extremoduro, disco que incluyó  el seminal poema transformado en canción, con algunas variaciones en sus versos. Nada más ver su título introduje la cinta en la pletina y la adelanté en su búsqueda, llevándome tras oírla cierta decepción: cual Pepito Grillo siempre al loro, mi fuero interno me decía que la canción, de mucha más calidad musical y musicalidad, en lo referido a transmitir y transgredir no superaba al original. Eso sí, pese a su sonoridad más convencional, el Ama, ama, ama y ensancha el alma incluido en Deltoya me fascinó. Con el tiempo se convertiría para siempre en la canción bandera del repertorio de Extremoduro.

El concierto de los de Robe en Abetxuko tuvo lugar el 22 de septiembre de 1990 en el marco de las fiestas alternativas de ‘Mikelin el Cashero’, protagonista de una célebre canción de Potato, representando la primera vez de los ‘Extremo’ en Euskal Herria y la primera a su vez de Manolo, ocasional acompañante de la banda por entonces, con ellos fuera de Extremadura. El cartel incluía también a Potato, La Polla Records (bandas que ya habían tomado parte en anteriores ediciones de las fiestas, estos últimos, en la de 1989, junto con Barricada) y Rosendo. El  de Carabanchel no estaba programado de primeras, entrando en el mismo a última hora en lugar de Mano Negra.

Barrio periférico de Vitoria/Gasteiz actualmente y pueblo con vitola propia por entonces, Abetxuko vio el arranque de los ‘MIkelines’ en 1987 como guinda musical del motivo central de unas fiestas erigidas sobre campañas sociales de concienciación, reivindicaciones y luchas varias: contra la ‘rikeza’, las guerras, el racismo, en pro de las escuelas populares de música… Además de 1990, los años 1991, 1992 y 1993 también vieron la publicación de cintas con parte de los conciertos, con canciones de Su Ta Gar, Reincidentes, Hertzainak, Parabellum o Maniática, entre otros. La organización de los ‘MIkelines’ corría a cargo la Asamblea vecinal de Abetxuko, la de parados de Gasteiz y algunos componentes de Potato que vivían allí. Creados en Nochevieja de 1984, Potato contaban para 1990 con tres trabajos y medio: el compartido con Tijuana in Blue (1986), Punky, Reggae, Party (1987), Rula (1988) y Erre que Erre (1990), y eran auténticos profetas en su tierra.

Pasarían unos años hasta que volví a saber de Manolo, un poeta del mundo, tal y como lo presentó Robe aquella noche. Fue en la entrevista que le hice a Extremoduro en 1998, con motivo del lanzamiento de Canciones prohibidas, cuando su nombre salió a colación, pues en el mundillo ya era más o menos sabido que Robe, Iñaki y Fito estaban musicando una selección de sus poemas. Dicha tarea, que en palabras de Robe tenían que sacar adelante sí o sí (“por el sistema porco, por cojones” según sus palabras en aquella entrevista), quedó plasmada finalmente en 2001 en Poesía básica, disco que firmaron como Extrechinato y Tú. El trabajo fue Disco de oro, aunque, cosa de las vorágines de todo tipo que envolvían a todos los músicos implicados, en primera instancia prácticamente quedó sin presentar.

Fiel acólito de Extremoduro y de cuanto sucedía a su alrededor, Kutxi Romero, cautivado por la torrencial lírica de un Chinato que en 2003 había visto publicado su primer libro, Amor, rebeldía, libertad y sangre, logró que grabara unos versos en Como los trileros, una de las señeras canciones de 28.000 Puñaladas, el cuarto disco de Marea. Y, con motivo del viaje de los Marea a Madrid para recoger los Discos de oro por las ventas de Besos de perro, abril de 2004, le invitó al acto, teniendo yo la oportunidad de conocer en persona a aquel hombre grande en todos los sentidos: Amor, rebeldía, libertad y sangre cual si fuesen los cuatro pilares sobre los que se asentara su vida, Manolo demostró aquel día ser la personificación del hombre libre, sabio, noble y bueno por excelencia, desprendiendo un perenne halo mágico solo con su presencia. Un último apunte haré al respecto: si en EEUU la libertad está representada por una estatua, a este lado del océano bien podríamos decir que lo está por él y su poesía.

Demos un salto en el tiempo, estamos en 2007. Parapetados tras el gran éxito de Extremoduro, Robe y ‘Uoho’ deciden montar una discográfica, Muxik. No era la primera vez que intentaban desarrollar un proyecto al margen de su fructífera entente musical: diez años atrás, sin ir más lejos, ya habían intentado publicar una revista, la Bicha, llegando a ver la luz únicamente un número ‘cero’ que se distribuyó en 1997 en los conciertos de la gira de presentación de Iros todos a tomar por culo. En esta ocasión montaron una discográfica, publicando en dicho 2007 tres discos de golpe: los álbumes debut de Inconscientes, banda fundada en 2006 por Iñaki aprovechando un ‘parón’ más largo que lo habitual de Extremoduro  (La inconsciencia de Uoho); Calaña (banda en la que encontramos a Alén, batería de Marea, aprovechando uno de los habituales ‘parones’ de su grupo: el grupo volverá a salir en esta serie) y Antisocial, grupo auspiciado por Dieguillo: bajista de Quemando Ruedas y a las cuatro cuerdas ocasionalmente en Cicatriz y Extremoduro antes de la llegada de Miguel Colino. Y, recordémoslo, en Pedrá.

Ya con su disco en la calle, el siguiente e imprescindible paso de Inconscientes fue salir de gira, y como el disco de Extrechinato y Tú no se había presentado, se les ocurrió que fuese con ellos Manolillo Chinato, disfrutando de un espacio antes del concierto y de otro en el mismo para recitar sus poemas: en este último caso, acompañado por la banda. Siendo esto así, salía Manolo, declamaba una docena de poemas, y en el curso de concierto regresaba al escenario para poner corazón y voz entre otros a Viento (Déjame ir contigo) y Eterno viajero, antes de regresar para hacer lo propio con Ama, ama…, el imprescindible broche final.

Nueve años tardaron los Inconscientes en darle continuidad al grupo con la grabación de un nuevo disco, Quimeras y otras realidades, poniéndolo en circulación El Dromedario Records. La discográfica y promotora se encargó de organizar la consiguiente gira, correspondiéndome a mí viajar con ellos como road-manager, en principio. Tras los primeros conciertos, la banda echaba de menos tocar Eterno viajero, algo imposible a primera vista sin la presencia de Chinato: hasta que alguien dio con la solución.

“Óscar, apréndete el Eterno viajero, vamos a probar a que salgas a recitarlo a partir del próximo concierto; le echamos un vistazo en la prueba de sonido y valoramos”, me dijo Iñaki en llamada telefónica un día de principios de febrero de 2017, ante mi estupefacción. No daba crédito a sus palabras. Y tras ensayar el poema cuatro días por mi cuenta, allí que me vi hecho un poema, sobre el tablado de la sala Las Armas de Zaragoza en mi primera vez sobre un escenario protagonizando un espectáculo inaudito e inédito. Y ya se sabe cómo son las primeras veces, las sensaciones encontradas que dejan. A la vista de que no me iba a quedar otra que seguir ejerciendo de Chinato, que asumir tan particular rol, a partir de aquel día me vine arriba pensando en disfrutar del momento, salvando de forma airosa la papeleta cuantas veces tuve que salir a recitar: más allá del inevitable miedo escénico, todo un orgullo para mí. Saber de la obra de Manolo (2017 vio la publicación de un nuevo libro, Poeta no quise ser) y conocer a la persona cambió en algo mi vida, llevándome a intentar ser mejor. Estoy seguro de ello. Claro, no seré yo quien diga si lo he conseguido o no. Lo que sí puedo proclamar a los cuatro vientos es lo orgulloso que estoy de haber podido ser su embajador: de haber podido salir a los escenarios en su nombre para compartir con el mundo su condición de eterno viajero. Nuestra condición. Manolo, Manolillo, un verdadero honor.

Mi primera vez: así descubría Fito & Fitipaldis

1997, septiembre. De aquellas, yo seguía escribiendo en El Tubo, algo que hice hasta que desapareció la publicación. Un buen día fui a Bilbo para entrevistar a Platero y Tú por la publicación de 7, su séptimo trabajo; y  en uno de los lances del juego, tras comentar Iñaki Antón algunas jugadas también relacionadas con Extremoduro (pocas semanas antes había terminado en Donostia la gira de los de Roberto Iniesta y había comenzado la de Platero y Tú, compartiendo ambos grupos cartel y guitarrista), salió a relucir un nuevo nombre, Los Fitipaldis, siendo posiblemente en esa entrevista la primera vez que se publicó: “los cuatro hemos hecho algo a raíz del parón de Platero… Tenía unas canciones, vi que había tres meses pa´ vacilar y monté un rollo de amigos”, comentó el bueno de Fito sin ser consciente, o sí, de que estaba en puertas de un cambio. Sea por lo que fuere, en cuestión de poco tiempo Fito pasaría de cantar “Pero hoy no nos queda ilusión / y los sueños se pudren” (Si miro a las nubes, de 7) a entonar, acompañado por Roberto Iniesta a la voz, que estaba muy bien en su nube azul, Trozos de cristal. Fito & Fitipaldis. Pronto, muy pronto Gorka Limotxo se echaría a un lado y cedería su espacio a un soldadito marinero que le abriría todas las puertas a Fito. Que le llevaría al mejor de los puertos. 

La verdad es que en lo referente a mi ‘carrera’ de escribiente de rock & roll no me podía quejar, haciendo esos años entrevistas tan especiales para mí como la hecha en 1996 a Iñaki Antón como miembro de Extremoduro (marzo, tal vez la primera que hizo como integrante de dicha banda, sin que ni él ni yo supiéramos que era la primera), la realizada a él y a Robe en 1998 con motivo de la publicación de Canciones prohibidas o, ya en 1999, la que hice a las dos semanas o así de conocerles a otros grandes, los Marea.

Estuve en el concierto de Anoeta de Platero y Tú y Extremoduro, de estructura similar a la de los ofrecidos por las dos bandas juntas y revueltas en 1996. Sobre el escenario Iñaki era el hombre a una guitarra pegado, tal y como lo hubiera definido Francisco de Quevedo… El bolo, último de la gira de Extremo y primero de la de Platero (así concebidas las giras para que ‘Uoho’ pudiera grabar con unos mientras giraba con los otros), comenzó con una primera hora de Platero y Tú, sonando a continuación Jesucristo García y recogiendo el testigo así Extremoduro. A la hora, retornaron los primeros, haciendo lo propio a la media o así los segundos… Finalmente, la cosa acabó en orgía, con las dos bandas haciéndoselo al alimón como traca final hasta quedar rematado el polvo con Ama, ama, ama y ensancha el alma

Un año más tarde, el sueño ‘fitipaldi’ del soñador que siempre fue Fito comenzaría a materializarse con la publicación de un disco, A puerta cerrada, álbum concebido a corazón abierto que rebosaba intimidad, complicidad y desnudez por todos sus cortes, descolocando a propios y extraños tanto con la música como con las letras de las canciones: sin duda el contacto casi diario con la lucidez de Robe y el haber comenzado ya el trato con Manolillo Chinato estaban haciendo su trabajo. Con el paso del tiempo Fito acabaría siendo uno de los tres puntales sobre los que se erigiría el proyecto Extrechinato y Tú, que ya se estaba fraguando. ¿Cual fue el primer paso que le llevó a ello?

1996. Tras dar Platero y Tú y Extremoduro el último concierto de la que había sido la gira del año (sábado 10 de noviembre, Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid), encontrándose Fito de madrugada en su habitación, entró Robe con una especie de contrato redactado en un folio, y le pidió que lo firmara. “Fito, echa aquí una firma”, y Fito, a cambio de que le dejara dormir, sin ver de qué se trataba lo firmó. Sin comerlo ni beberlo se había comprometido a participar en la grabación de un próximo disco basado en la poesía de Manolo Chinato. Qué suerte tuvimos.

A puerta cerrada sorprendió por su sencillez, destilando un rock & roll de trago fácil pese a la variedad de los ingredientes utilizados en el cóctel: blues, rockabilly, swing, charlestón… Sin dejar de lado guiños hasta al flamenco, quedando plasmado lo dicho en un surtido de canciones como Rojitas las orejas, Barra americana, ¡Qué divertido!Mirando al cielo, Ojos de serpiente… más que perfectas para volver a ser persona las mañanas de resaca o para resucitar las tardes de domingo. O como Quiero beber hasta perder el control, versión de Los Secretos hecha con Enrique Urquijo aún en vida que, personalmente, me llevaba a canciones de 7 como Al cantar o Qué larga es la noche: aunque aún disfrutaríamos de otro disco más de Platero y TúCorreos, a la vista del alma de las canciones de A puerta cerrada, claramente podríamos afirmar que esas dos canciones apuntadas, Al cantar o Qué larga es la noche, son de transición. 

Recuperando el espíritu de aquella gira de 1996, 1999 vio la salida de gira de los extremeños con Fito como encargado de abrir los conciertos, comenzando el tour en Pamplona el 20 de marzo (“deja que llegue / la primavera”…) y pasando por Donostia nuevamente en septiembre. Se cuenta, se dice, que en el habitual ambiente de compadreo reinante entre Robe y Fito, el primero le dijo al segundo que quería salir de gira, a ver si sabía de algún grupo que tuviera algún cantante peor que él. “No me jodas”, respondió el de Bilbo… Ya en los conciertos, tras la actuación de Fito & Fitipaldis, se producía el cambio de bandas sin que la música dejase de sonar. El cambio tenía lugar cuando terminaba Mientras tanto, versión de Leño que se incluiría años después en Los sueños locos. Nada más concluir la canción, bajo los primeros acordes de Salir (banderín de enganche de Extremoduro de aquel año), giraba 180 grados la tarima redonda sobre la que reposaban dos baterías,  plantándose como por arte de magia el baterista de Extremoduro ante los estupefactos ojos de los presentes e incorporándose acto seguido al escenario los músicos y Robe de cara al comienzo propiamente dicho de la canción. Así, con Platero y Tú en el dique seco nuevamente e Iñaki enfrascado al cien por cien en Extremoduro, todo quedaba en casa, yendo Fito también de gira y pudiendo disfrutar además de grandes minutos de oro, como los que vivía al salir al escenario para cantar en Golfa

2001, el año de la desaparición fáctica de Platero y Tú, trajo un segundo disco de Fito & Fitipaldis, con el que llevarían a cabo su primera gira de salas antes de que explotara todo: algo que ocurrió en 2004, cuando de manos de un tema titulado Soldadito marinero, segundo single de Lo más lejos, a tu lado, tras años de tocar y tocar, Fito tocó a mano abierta el cielo con las manos, catapultando la canción al grupo hasta unas dimensiones en las que ni él mismo, en el mejor de sus sueños locos, soñó. 

Fito & Fitipaldis presentaron Los Sueños locos el 12 de enero de 2002 en la recordada sala Artsaia de Pamplona, llenándola por completo. Con el enfervorizado público lo más lejos, a su lado, en su último concierto en Navarra fuera de grandes recintos: espacios en los que, al igual que en el resto del país, su presencia se convertiría en habitual.

Tal y como hiciera en sus primeros trabajos, en el tercer álbum de Fito también se incluiría una versión, siendo esta vez la elegida Quiero ser una  estrella, de Los Rebeldes. Esta forma de proceder, rendir homenaje y sincero tributo a músicos que en opinión de Fito así lo merecían, se mantendrá en todos los trabajos del pequeño gran bilbaíno, viéndose incluidas en ellos versiones de Deltoya, Extremoduro (Por la boca vive el pez); Todo a cien, La Cabra Mecánica (Antes de que cuente diez); Nos ocupamos del mar, Javier Krahe (Huyendo conmigo de mí) o la de Entre dos mares de su banda madre, Platero y Tú, incluida en Fitografías. Y todo ello, ya que estamos, sin dejarnos en el tintero las enormes revisiones hechas a temas de Barricada (Callejón sin salida, con Robe también tomando parte) o La Negra Flor, de Radio Futura… Y sin dejarnos en el olvido la del Y yo qué sé de Tequila, perpetrada con Platero y Tú y Extremoduro en 1997. Llegados a este punto me pregunto, ¿habrá habido dos bandas que hayan colaborado más entre sí? ¿Dos bandas hermanadas como estas? En caso de que sí, me las presenten. Hasta entonces, mientras tanto, seguiremos esperando, mirándole a la luna el ombligo por ejemplo… ¿Las habrá? Irrepetibles ambas. Seguro que no. 

Mi primera vez: así descubrí a Extremoduro

Extremoduro llegó a mi vida sin avisar. Sin premeditación, nocturnidad ni alevosía. Lo hizo como un amor tardío, cuando yo ya pensaba, qué osada es la juventud y qué atrevida la ignorancia, que a mis 25 años ninguna banda que pudiera escuchar me impactaría ya de forma determinante. Que ningún grupo podría alterar mis emociones tal y como lo habían hecho para entonces La Polla Records, Barricada o Cicatriz, por citar unos ejemplos. Ah, qué equivocado estaba, como años más tarde la vida y sus lecciones me lo volvería a recordar. 

Fue en agosto de 1992, año en el que me dejé caer por la Feria de Málaga. Allí sucedió todo. La primera noche, la única que se podía salir por el Centro de la ciudad (las restantes jornadas, en horario nocturno, la feria se trasladaba al Real, en las afueras de la capital) di con un bar de esos que horas antes hubiese pagado por encontrar. Con un bar… Imposible a priori en aquellos lares, en medio de aquel maremágnum de establecimientos llenos sus mostradores (y suelos) de botellas de fino, de faralaes, banderitas y típicos ornamentos sus techos y paredes y, a todo volumen, sevillanas  dando color al ambiente… 

Fui callejeando por la parte vieja y menos turística de la ciudad, por calles nada concurridas pese a la algarabía de otras próximas; de pronto tuvo lugar el hallazgo: Honky Tonk, leí un deslavazado cartel que pendía sobre un pórtico que parecía albergar gente en su interior. Y lo más importante para mí a aquellas horas: vida, más allá de lo que se cocía en la ciudad. 

Efectivamente, aquel era el local que mi instinto, aun sin saberlo, llevaba horas buscando. Allí, ante mí, estaba la razón que me había llevado a caminar y profundizar por aquellas callejuelas de andar seguramente inmoral. Honky Tonk, estaba abierta la puerta, todo un mundo de previsibles placeres conocidos se me ofrecía: una atmósfera cargada en su punto; gente vestida de forma normal, bafles cutres escupiendo a todo trapo rock and roll, cubatas digeribles para el bolsillo…  Sobra decir que allí me quedé toda la noche.

Al día siguiente, por aquello de despejar la niebla gris de mi cabeza, salí con mi walkman a mediodía, pero lejos de buscar la playa o el paseo marítimo, regresé sobre mis pasos con la fe del converso: fui a ver si existía aquel bar o todo había sido fruto de una ensoñación. Sí, allí estaba, y abierto. Recién fregado el suelo aunque la barra todavía era pasto de ceniceros llenos, botellines semivacíos y vasos apegados. Y allá estaba el mismo camarero que la noche anterior, afanándose en recogerlo todo. Tras pedir Coca Cola con mucho hielo, me ofrecí a echarle una mano, y pronto entablamos conversación: charla que, indudablemente, comenzó a girar alrededor de la música. 

El hombre quedó impresionado cuando le hablé de los nuevos discos de bandas vascas que habían sido publicados aquel año, ¡no tenía ni idea! Conocía a los grupos que le nombraba, pero no sabía de la existencia de aquellos trabajos ni, lo verdaderamente preocupante para él, tampoco cómo conseguirlos.

Pasó la semana de Feria, y la víspera de volver a Pamplona, pasé por el Honky Tonk a despedirme. En señal de amistad, decidí regalarle al camarero las cintas grabadas que me había llevado de vacaciones: los nuevos discos de Cicatriz, Negu Gorriak y Soziedad Alkohólika. El hombre se quedó sin saber qué decir, mirando las cintas como si de pequeños tesoros se tratase, hasta que en un momento dado se encaminó al almacén regresando con un disco de vinilo: “toma, te voy a regalar este disco, a ver si te gusta. Dejó un tipo un montón para vender y no he vendido ninguno”, me dijo extendiéndome el LP. “¿Los conoces?”, continuó.  Se trataba del Somos unos animales, segundo álbum de Extremoduro. El nombre me quería sonar, lo había visto escrito alguna vez, pero no los había escuchado. 

 Ya de vuelta a Pamplona, tras darle vueltas y más vueltas (al vinilo y a la cabeza: reconozco que aquel disco me la voló), caí. Ya sabía dónde había visto antes aquel nombre tan singular: en mi casa. ¡En una maqueta que había comprado el año anterior porque salía La Polla Records! Se trataba de una cinta que reunía canciones de Extremoduro y La Polla por la cara A y de Potato y Rosendo, por la B. El artefacto en cuestión, aquello era pura metralla sonora, se grabó en septiembre de 1990 durante un concierto celebrado en las fiestas alternativas de Mikelin 90 en Abetxuko, Gasteiz. Las canciones de Extremoduro que se incluyeron fueron Jesucristo García (con la posterior Ama, ama, ama y ensancha el alma recitada como introducción por un torrencial Manolillo Chinato) y Emparedado. Sobra decir lo impactado que me quedé cuando las escuché… y el cargo de conciencia que me entró por no haberlo hecho antes de aquel día, teniendo la cinta en casa como la tenía.

A una con el descubrimiento, pronto cambiaron las tornas, pasando a ser aquellas canciones, desde entonces, las más escuchadas de la cinta: y ya no solo en mi casa, sino principalmente en el programa que por entonces hacía en la radio libre de Iruñea Eguzki Irratia, espacio radiofónico cuya sintonía de entrada, además, pasó a ser La canción de los oficios, y la de salida, Quemando tus recuerdos, ambas de Somos unos animales. Ni que decir tiene que todas las semanas llamaban oyentes preguntando por aquel grupo que amenazaba con volar y revolucionar almas, corazones y cabezas sin posibilidad de vuelta atrás. 

¿Cómo había podido vivir hasta entonces sin aquella banda?, me preguntaba una y mil veces escuchando sus canciones sin cesar; unos temas de provocador carisma y deslenguada personalidad marcados a fuego por la malencarada voz de Roberto Iniesta, piedra angular del grupo. Pronto descubrí que aquellos Extremoduro contaban con otros dos discos que yo no conocía, y que adquirí de inmediato: los descomunales Rock transgresivo (Tú en tu casa, nosotros en la hoguera) y Deltoya. “Bueno, no hay mal que por bien  no venga”, pensaba  para mí tratando de autoconsolarme siendo consciente de lo siguiente, por otra parte: de la inmensa suerte que había tenido, pues no en vano se habían presentado en mi vida sin avisar, como acostumbran a llegar las cosas buenas, y con aquellos tres trabajos (maqueta aparte). De golpe, dando todo un golpe de mano en mi ser cuando ya pensaba que lo había visto todo…

A partir de entonces llegué puntual a sus restantes discos y pude asistir a inolvidables conciertos de Extremoduro. Fascinantes siempre. Irrepetibles, con la música y el caudal lírico de Robe desangrándose a borbotones sin que nadie pudiera contener la hemorragia. Con el magma sonoro resultante salpicando a diestro y siniestro como si de lava se tratase.  

Una cosa me quedó clara desde aquellos días: aquellos Extremoduro habían venido para quedarse.

J. ÓSCAR BEORLEGUI

Robe, Yo me quedo contigo aquí: un vídeo desde su encierro.

Con el fin de que nos resulte más llevadera la cuarentena que estamos padeciendo, Roberto Iniesta, Robe, alma mater de Extremoduro, nos regala a todos este vídeo, Yo me quedo contigo aquí.

He aquí su mensaje íntegro:

“Hola a todos, espero que lo llevéis lo mejor posible. Me gustaría daros un poco de ánimo.

Una vez me dijo mi primo Potri, Antonio Ojea, que no le gustaba que le vieran haciendo bocetos cuando dibujaba. Literalmente, me dijo que para él era como si le vieran cagando.

Y le comprendí, porque a mí me pasa un poco igual, así que seguramente me arrepentiré de este vídeo, pero no importa.

Afortunadamente, en mi vida, he hecho muchas cosas de las que luego me he arrepentido.
¡Besos y abrazos!

Robe”

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Extremoduro agota en menos de una hora la nueva fecha de Madrid y saca otra a la venta

Hoy a las 10:00 de la mañana se han puesto en circulación las ampliaciones de aforo previstas de la gira de Extremoduro y la nueva fecha de Madrid del sábado 25 de julio. En menos de una hora se han agotado todas las localidades quedando solo unas pocas de grada alta en Sevilla.

El grupo se ha visto en la obligación de sacar precipitadamente otra fecha en Madrid el día 24 de juliocuyas entradas ya están a la venta.

Extremoduro venden más de 200.000 entradas de su gira de despedida en 24 horas

Habiendo transcurrido apenas 24 horas desde que se anunciara la gira de despedida de Extremoduro y saliesen las entradas a la venta, ya se han superado las 200.000 entradas vendidas.

Esta cifra supone el record absoluto de ventas en España en un solo día, de cualquier artista, nacional o internacional, y rebasa cualquier previsión o expectativa. En varias ciudades están ya a punto de agotarse todas las entradas.

Os recordamos que la separación de Extremoduro, hecha pública por la banda esta semana, se materializará finalmente tras doce conciertos que tendrán lugar en mayo, junio y julio de 2020. Estas son las ciudades y fechas:

Las entradas para los conciertos pueden adquirirse desde la web de la banda, la web de LivenationTicketmaster y El Corte Inglés

‘Ni tan joven ni tan viejo. Tributo a Sabina’: Robe hace suya ‘Calle Melancolía’

El próximo 13 de diciembre saldrá a la venta Ni tan joven ni tan viejo. Tributo a Sabina,  álbum de homenaje a Joaquín Sabina en el que han participado treinta y ocho artistas de primerísima línea dando forma a veinticinco versiones: uno de ellos Roberto Iniesta, Robe, quien ha hecho suya como solo él sabe hacer una de las más bellas composiciones del cancionero de Joaquín: Calle Melancolía.

Y, de forma exquisitamente intimista, lo ha hecho consiguiendo acrecentar más si cabe la emoción y  sensibilidad de la canción.

El viernes 13 podremos escucharla.

Iñaki Antón aportó el toque rockero al Festival Bach de Canarias

El guitarrista bilbaíno protagonizó una noche histórica junto con 20 músicos de las islas

Foto: Juan Carlos Castro

El Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria acogió el sábado 21 el último concierto del 5º Festival Bach de Canarias, siendo la noticia la presencia en el evento del legendario Iñaki Uoho Antón.

La música clásica, así pues, se fusionó con el mejor rock en una actuación en la que el guitarrista de grupos como Platero y Tú, Extremoduro e Inconscientes hizo sonar sus guitarras acompañado por 20 músicos de las islas. La actuación deparó versiones para todos los gustos, yendo desde el concierto de Brandeburgo hasta a otras de corte genuinamente rockero, adaptadas siempre al formato orquesta.

Seis artistas de El Dromedario Records, y la propia discográfica, premiados en el Rockferendum 2018 de la Heavy y Mariskal Rock

El Dromedario Records, por 2º año consecutivo, y seis de sus artistas, han vuelto a obtener posiciones de privilegio en el ya tradicional Rockferendum organizado por la revista La Heavy & Mariskal Rock. Los elegidos han sido: Robe, Inconscientes (y su guitarrista Iñaki ‘Uoho’ Antón), Sôber (y su batería Manu Reyes), Las Sexpeares, La Beriso y Marea.  

Robe, el histórico líder de Extremoduro, se ha impuesto en la categoría de mejor DVD por su espectacular DVD + doble CD Bienvenidos al temporal, habiendo quedado en las votaciones, también, como 4º mejor letrista. Inconscientes han sido premiados por No somos viento como 5ª mejor canción, y su guitarrista Iñaki Uoho Antón, uno de los grandes productores del rock nacional y guitarrista también de Extremoduro, como 4º mejor guitarrista. Sôber, por su parte, han sido reconocidos como mejor grupo y como 2ª mejor directo en 2018. Su batería Manu Reyes, ha quedado como 2º mejor batería. Las Sexpeares son, par los lectores de La Heavy, el 2º mejor grupo revelación del año y La Beriso, la mejor agrupación latinoamericana. Además, El Dromedario Records ha obtenido la 4º posición en el ranking de mejor merchandising. Como colofón, la vuelta de Marea al estudio, ha sido la quinta mejor noticia del año. 

¡¡Muchísimas gracias a todos por vuestra participación!!

El Dromedario Records también en Instagram

 

A partir de ahora ya estamos en Instagram, esperamos que compartáis con nosotros las fotos que os hagáis en los conciertos de nuestros artistas. Podéis etiquetarnos con @eldromedariorecords o el hashtag #eldromedariorecords, Y podéis compartir también vuestras fotos y vídeos, queremos conoceros.