Mi primera vez: así descubrí a La Polla Records

La noche que fue mi niñez (metáforas aparte) terminó cuando descubrí a Leño, representando su descubrimiento la salida del sol. Pues bien, la luz de ese sol llegó a alcanzar cotas insospechadas tras descubrir a La Polla Records, un día de abril de 1983. Y es que, si bien las letras y maneras de Leño y de otros como Barón Rojo ya habían hecho mella en mí (¿cómo no acordarme del Volumen Brutal, de estos últimos?) las de Evaristo hicieron diana desde el minuto uno, haciendo que pareciesen menores las de aquellos desde que el de la Polla abriera la boca aquella tarde noche de aguas mil. Afortunadamente escampó a tiempo, y lo que vi representó la luz al final del túnel de mi infancia… Sin que dicha luz fuera la del faro de un tren que viniese de frente. Aquel día quedó atrás la noche y comenzó en mi vida a amanecer. 

El acontecimiento sucedió en el paseo de Sarasate de Pamplona, frente al monumento de los Fueros, el 16 de abril de 1983. Poco habíamos oído a aquel grupo, La Polla Records. Si fuimos a verlo fue porque era un concierto gratuito y porque lo organizaba Radio Paraíso. Al igual que a mi familia, al Gobernador Civil de la época, Luis Roldán, aquella emisora, en funcionamiento desde 1980, no le debía caer muy bien, y prueba de ello es que el 29 de marzo de aquel año había decidido clausurarla. Como medidas de protesta, la radio organizó algunas manifestaciones y unos cuántos conciertos, siendo estos los sábados 16, 23 y 30 de abril. En el primero de ellos estaban programados Tubos de Plata, Pabellón Negro (banda en la que militaba Alfredo Piedrafita) y La Polla Records. 

El nombre del conjunto nos sonaba, lo habíamos visto en carteles por Pamplona meses atrás, pues habían sido convocados en  Nochevieja para tocar en una fiesta en el frontón Labrit denominada Nochevientos en el Paraíso, organizada por una revista llamada Cuatrovientos y dicha emisora pirata: las 700 ‘calas’ que costaba la entrada fueron las culpables de que ni se nos pasase por la cabeza asistir. 

Banco Vaticano, presentada por el legendario guitarrista Txarly como La mafia de las sotanasCanción de cuna, y una frase, “Vas con tu uniforme / y con tu mente deformeeeee”, he aquí algunos de mis imborrables recuerdos de aquella tarde de abril, además de la imagen de Evaristo desafiando al público con una chaqueta caqui llena de imperdibles y gesticulando de lado a lado del escenario como si no hubiera un mañana. Los ciudadanos de orden, atónitos, contenían la respiración en sus paseos vespertinos: en el corazón de la city nunca se había visto nada igual.

Dicho 1983 fue fructífero en lo referido a volver a ver a La Polla Records, pues pronto tocaron en la Ciudadela de Pamplona, en junio, en el marco de una fiesta organizada por la discográfica Soñua, y al mes siguiente en Sanfermines, dentro de una programación de apoyo a los grupos noveles, en la plaza de los Fueros. Allí fue donde sonó por primera vez la canción de las canciones, Salve. Para entonces ya contaban con el primer single, Y ahora qué, pero aquello, que tuvieran  o no tuvieran disco, nos daba igual. 

Grupos como La Polla Records representaban la más inimaginable transgresión que ni tan siquiera nos habíamos atrevido a soñar, y, con la fe del converso, íbamos a absorber sus canciones como si fuésemos esponjas, algo que hacíamos entre trago y trago de lo que hubiera. Por otra parte, tampoco íbamos a aquellos conciertos por apoyar a las bandas, sino porque nos gustaban. Porque eran ‘auténticas’,  que se decía en la época. A lo que sí que íbamos por militancia era a manifestaciones como las organizadas aquel año para protestar contra los continuos cierres (‘txapes’, en terminología de la época) de Radio Paraíso. 

Animados por la tenacidad de aquella emisora y tal vez espoleados por las embestidas que le eran propinadas desde el Gobierno Civil, la gente de los grupos ecologistas de Pamplona decidió en 1982 poner en marcha otra radio libre en la ciudad, surgiendo así Eguzki Irratia. Pues bien, como si se tratara de celebrarlo, con motivo del primer aniversario de aquella clausura de Radio Paraíso, la Policía se marcó su pequeña venganza cerrando a finales de marzo de 1984 las dos emisoras, dos al precio de una, procediendo ambas a organizar un concierto de protesta en mayo de 1984: la cita fue en el quiosco de la plaza del Castillo, y los artistas encargados de animarla, Rip y la Polla Records, en la que sería la presentación ‘oficiosa’ de Salve en Pamplona: la oficial sería en octubre de ese mismo año en el Pabellón Anaitasuna. 

Dicho 1984, además, vio mi debut en el mundo de las ondas y en el laboral. Desde que tuve uso de razón (musical), había soñado con hacer un ‘turno’ (así se les llamaba a los programas) en Radio Paraíso, algo que no conseguí, reactivándose dicho deseo a una con la irrupción de Eguzki Irratia. Y dicho y hecho. En aquel concierto conocimos a gente de dicha radio y mi sueño se hizo realidad. Los locales de la Eguzki estaban por entonces en la C/ Jarauta, en un cuarto piso, y los diferentes ‘turnos’ dejábamos y cogíamos las llaves en el bar Malembe. Aún recuerdo cuando llegó el Salve a la emisora, cómo recibimos el disco: todos y cada uno de los programas hicimos un ‘especial’.

Respecto a mi bautismo laboral, diré que pese a que estaba estudiando, la perentoria necesidad económica a la que siempre estaba abocado me animó a  buscar una ocupación. Así pues, decidí pedir trabajo en un bar de Calderería al que íbamos a diario, el Adiskideak. Y me cogieron para ayudar los fines de semana en verano, Sanfermines incluidos: Sobra decir qué disco compré el 15 de julio con parte de lo que cobré…

Ya con la cinta de Salve en mi poder, lo mejor fue llegar a casa y darle al Play: qué caras las de mi madre conforme se iban sucediendo las canciones, siendo el momentazo, el minuto de oro para la posteridad, la que puso cuando sonó Salve. Aquel disco lo tenía todo, incluso un orondo fraile en la portada que dio mucho juego en el hogar, pues se parecía endemoniadamente a un pariente carmelita. Viendo el éxito que estaba cosechando la cinta, por hacerles rabiar en casa, decía que el caricaturesco fraile era el pariente, que yo lo había dibujado y había mandado el dibujo al grupo. A partir de entonces, cada vez que sonaba  Salve, mi madre se ponía nerviosa y quitaba la luz de casa, para no escuchar la canción: con ningún otro disco se repitió tal reacción. 

A partir de entonces, vuelta actual a la actividad musical, prórroga o bola extra aparte, vi con asiduidad a La Polla Records durante veinte años, hasta que finalmente, en agosto de 2003, se separaron, siendo yo testigo, sin saberlo, de su antepenúltimo concierto en Estella/Lizarra. La cita contó con Tijuana in Blue como compañeros de cartel de lujo, en su azaroso regreso de dicho año… Además de La Polla Records, me voy a poner serio, algo más terminó para mí aquel mes de agosto musicalmente hablando: el siglo XX. Pese a que la carrera de Evaristo siguió siendo prolífica y suculenta (The Kagas, The Meas, Gatillazo), algo murió en nuestra alma cuando la Polla Records, tras más de dos décadas escribiéndola, pasaron a ser historia. Ya nada fue igual.

J. Óscar Beorlegui

Mi primera vez: así descubrí a Extremoduro

Extremoduro llegó a mi vida sin avisar. Sin premeditación, nocturnidad ni alevosía. Lo hizo como un amor tardío, cuando yo ya pensaba, qué osada es la juventud y qué atrevida la ignorancia, que a mis 25 años ninguna banda que pudiera escuchar me impactaría ya de forma determinante. Que ningún grupo podría alterar mis emociones tal y como lo habían hecho para entonces La Polla Records, Barricada o Cicatriz, por citar unos ejemplos. Ah, qué equivocado estaba, como años más tarde la vida y sus lecciones me lo volvería a recordar. 

Fue en agosto de 1992, año en el que me dejé caer por la Feria de Málaga. Allí sucedió todo. La primera noche, la única que se podía salir por el Centro de la ciudad (las restantes jornadas, en horario nocturno, la feria se trasladaba al Real, en las afueras de la capital) di con un bar de esos que horas antes hubiese pagado por encontrar. Con un bar… Imposible a priori en aquellos lares, en medio de aquel maremágnum de establecimientos llenos sus mostradores (y suelos) de botellas de fino, de faralaes, banderitas y típicos ornamentos sus techos y paredes y, a todo volumen, sevillanas  dando color al ambiente… 

Fui callejeando por la parte vieja y menos turística de la ciudad, por calles nada concurridas pese a la algarabía de otras próximas; de pronto tuvo lugar el hallazgo: Honky Tonk, leí un deslavazado cartel que pendía sobre un pórtico que parecía albergar gente en su interior. Y lo más importante para mí a aquellas horas: vida, más allá de lo que se cocía en la ciudad. 

Efectivamente, aquel era el local que mi instinto, aun sin saberlo, llevaba horas buscando. Allí, ante mí, estaba la razón que me había llevado a caminar y profundizar por aquellas callejuelas de andar seguramente inmoral. Honky Tonk, estaba abierta la puerta, todo un mundo de previsibles placeres conocidos se me ofrecía: una atmósfera cargada en su punto; gente vestida de forma normal, bafles cutres escupiendo a todo trapo rock and roll, cubatas digeribles para el bolsillo…  Sobra decir que allí me quedé toda la noche.

Al día siguiente, por aquello de despejar la niebla gris de mi cabeza, salí con mi walkman a mediodía, pero lejos de buscar la playa o el paseo marítimo, regresé sobre mis pasos con la fe del converso: fui a ver si existía aquel bar o todo había sido fruto de una ensoñación. Sí, allí estaba, y abierto. Recién fregado el suelo aunque la barra todavía era pasto de ceniceros llenos, botellines semivacíos y vasos apegados. Y allá estaba el mismo camarero que la noche anterior, afanándose en recogerlo todo. Tras pedir Coca Cola con mucho hielo, me ofrecí a echarle una mano, y pronto entablamos conversación: charla que, indudablemente, comenzó a girar alrededor de la música. 

El hombre quedó impresionado cuando le hablé de los nuevos discos de bandas vascas que habían sido publicados aquel año, ¡no tenía ni idea! Conocía a los grupos que le nombraba, pero no sabía de la existencia de aquellos trabajos ni, lo verdaderamente preocupante para él, tampoco cómo conseguirlos.

Pasó la semana de Feria, y la víspera de volver a Pamplona, pasé por el Honky Tonk a despedirme. En señal de amistad, decidí regalarle al camarero las cintas grabadas que me había llevado de vacaciones: los nuevos discos de Cicatriz, Negu Gorriak y Soziedad Alkohólika. El hombre se quedó sin saber qué decir, mirando las cintas como si de pequeños tesoros se tratase, hasta que en un momento dado se encaminó al almacén regresando con un disco de vinilo: “toma, te voy a regalar este disco, a ver si te gusta. Dejó un tipo un montón para vender y no he vendido ninguno”, me dijo extendiéndome el LP. “¿Los conoces?”, continuó.  Se trataba del Somos unos animales, segundo álbum de Extremoduro. El nombre me quería sonar, lo había visto escrito alguna vez, pero no los había escuchado. 

 Ya de vuelta a Pamplona, tras darle vueltas y más vueltas (al vinilo y a la cabeza: reconozco que aquel disco me la voló), caí. Ya sabía dónde había visto antes aquel nombre tan singular: en mi casa. ¡En una maqueta que había comprado el año anterior porque salía La Polla Records! Se trataba de una cinta que reunía canciones de Extremoduro y La Polla por la cara A y de Potato y Rosendo, por la B. El artefacto en cuestión, aquello era pura metralla sonora, se grabó en septiembre de 1990 durante un concierto celebrado en las fiestas alternativas de Mikelin 90 en Abetxuko, Gasteiz. Las canciones de Extremoduro que se incluyeron fueron Jesucristo García (con la posterior Ama, ama, ama y ensancha el alma recitada como introducción por un torrencial Manolillo Chinato) y Emparedado. Sobra decir lo impactado que me quedé cuando las escuché… y el cargo de conciencia que me entró por no haberlo hecho antes de aquel día, teniendo la cinta en casa como la tenía.

A una con el descubrimiento, pronto cambiaron las tornas, pasando a ser aquellas canciones, desde entonces, las más escuchadas de la cinta: y ya no solo en mi casa, sino principalmente en el programa que por entonces hacía en la radio libre de Iruñea Eguzki Irratia, espacio radiofónico cuya sintonía de entrada, además, pasó a ser La canción de los oficios, y la de salida, Quemando tus recuerdos, ambas de Somos unos animales. Ni que decir tiene que todas las semanas llamaban oyentes preguntando por aquel grupo que amenazaba con volar y revolucionar almas, corazones y cabezas sin posibilidad de vuelta atrás. 

¿Cómo había podido vivir hasta entonces sin aquella banda?, me preguntaba una y mil veces escuchando sus canciones sin cesar; unos temas de provocador carisma y deslenguada personalidad marcados a fuego por la malencarada voz de Roberto Iniesta, piedra angular del grupo. Pronto descubrí que aquellos Extremoduro contaban con otros dos discos que yo no conocía, y que adquirí de inmediato: los descomunales Rock transgresivo (Tú en tu casa, nosotros en la hoguera) y Deltoya. “Bueno, no hay mal que por bien  no venga”, pensaba  para mí tratando de autoconsolarme siendo consciente de lo siguiente, por otra parte: de la inmensa suerte que había tenido, pues no en vano se habían presentado en mi vida sin avisar, como acostumbran a llegar las cosas buenas, y con aquellos tres trabajos (maqueta aparte). De golpe, dando todo un golpe de mano en mi ser cuando ya pensaba que lo había visto todo…

A partir de entonces llegué puntual a sus restantes discos y pude asistir a inolvidables conciertos de Extremoduro. Fascinantes siempre. Irrepetibles, con la música y el caudal lírico de Robe desangrándose a borbotones sin que nadie pudiera contener la hemorragia. Con el magma sonoro resultante salpicando a diestro y siniestro como si de lava se tratase.  

Una cosa me quedó clara desde aquellos días: aquellos Extremoduro habían venido para quedarse.

J. ÓSCAR BEORLEGUI

Robe, Yo me quedo contigo aquí: un vídeo desde su encierro.

Con el fin de que nos resulte más llevadera la cuarentena que estamos padeciendo, Roberto Iniesta, Robe, alma mater de Extremoduro, nos regala a todos este vídeo, Yo me quedo contigo aquí.

He aquí su mensaje íntegro:

“Hola a todos, espero que lo llevéis lo mejor posible. Me gustaría daros un poco de ánimo.

Una vez me dijo mi primo Potri, Antonio Ojea, que no le gustaba que le vieran haciendo bocetos cuando dibujaba. Literalmente, me dijo que para él era como si le vieran cagando.

Y le comprendí, porque a mí me pasa un poco igual, así que seguramente me arrepentiré de este vídeo, pero no importa.

Afortunadamente, en mi vida, he hecho muchas cosas de las que luego me he arrepentido.
¡Besos y abrazos!

Robe”

Robe en FacebookInstagram Twitter.
Extremoduro en FacebookInstagram Twitter.

Gira de despedida de Extremoduro

La separación de Extremoduro, hecha pública por la banda esta semana, se materializará finalmente tras doce conciertos que tendrán lugar en mayo, junio y julio de 2020. Estas son las fechas, las ciudades y los recintos que los albergarán:

Cartel de la Gira de despedida

Las entradas para los conciertos ya están a la venta desde hoy jueves a las 15:00 a través de la red Ticketmaster

Este es el comunicado que he hecho público la legendaria formación para anunciar la presente gira de despedida:

No queremos irnos sin tocar una vez más las canciones que, de alguna forma, han contribuido a que seamos lo que somos, y que son una parte importante pero, al fin y al cabo, una más de las muchas que nos han unido tanto.

Quizá sean los conciertos más emocionantes de nuestra vida, pero no van a ser tristes porque pensamos disfrutarlos y exprimir al máximo cada momento para que no se nos escape ni un solo instante.

Alegres por vivir el presente mientras dure.

Besos y abrazos

Black Friday en El Dromedario Records

Ya ha llegado el Black Friday a la store de El Dromedario Records, desde hoy viernes 22 de noviembre hasta el domingo 1 de diciembre. Durante dichos días podréis disfrutar de unos descuentos en vuestras compras que irán desde el 10% hasta el 70%, dependiendo del producto: ¡no dejéis pasar la oportunidad!

‘Ni tan joven ni tan viejo. Tributo a Sabina’: Robe hace suya ‘Calle Melancolía’

El próximo 13 de diciembre saldrá a la venta Ni tan joven ni tan viejo. Tributo a Sabina,  álbum de homenaje a Joaquín Sabina en el que han participado treinta y ocho artistas de primerísima línea dando forma a veinticinco versiones: uno de ellos Roberto Iniesta, Robe, quien ha hecho suya como solo él sabe hacer una de las más bellas composiciones del cancionero de Joaquín: Calle Melancolía.

Y, de forma exquisitamente intimista, lo ha hecho consiguiendo acrecentar más si cabe la emoción y  sensibilidad de la canción.

El viernes 13 podremos escucharla.

Álvaro Rodríguez, músico de «Robe», nominado en la categoría de ‘Mejor música original’ en los Premios Goya 2020

Es un honor haceros saber que Álvaro Rodríguez, conocido desde 2015 por ser uno de los músicos de Roberto IniestaRobe, está nominado en la categoría de ‘Mejor música original’ para la próxima edición de los Premios Goya, por la banda sonora de la película No te supe perder. El film, dirigido por Manuel Benito de Valle, opta además a los siguientes premios: Mejor película, Mejor dirección novel, Mejor guión adaptado, Mejor actor protagonista, Mejor actriz protagonista, Mejor actor revelación, Mejor actriz revelación, Mejor dirección de fotografía, Mejor montaje, Mejor dirección artística, Mejor diseño de vestuario, Mejor maquillaje y peluquería y Mejor sonido.

La ceremonia de entrega de los Premios Goya tendrá lugar en Málaga en enero de 2020.

Pianista de la banda de Roberto Iniesta desde que el de Plasencia diese inicio a su proyecto más íntimo y personal, Álvaro, al igual que sus compañeros de grupo, participó decisívamente en la composición de las canciones de los dos álbumes publicados por Robe hasta la fecha: Lo que aletea en nuestras cabezas (El Dromedario Records, 2015) y Destrozares, canciones para el final de los tiempos (El Dromedario Records, 2016), discos de oro ambos. A estos trabajos habría que añadir el superventas CD/DVD en directo Bienvenidos al temporal (El Dromedario Records, 2017) registrado dicho año durante la gira de presentación de los ya citados discos.

Sirvan estas líneas para felicitar a Álvaro por su nominación y desearle toda la suerte del mundo el próximo mes de enero.

25 de mayo, Sôber, ¡a por el records Guinnes de baterías tocando a la vez!

El próximo 25 de mayo, en el marco del Crazy Drummer’s Day (Día del batería), tendrá lugar en Quintanar de la Orden un epectacular intento de batir el Record Guinnes de baterías tocando a la vez. La canción elegida para ser interpretada es Arrepentido, de Sôber, y será tocada por Carlos Escobedo y Manu Reyes + artistas invitados. Eventos de este tipo ya se han celebrado en distintos lugares del mundo, con canciones de Nirvana o Foo Fighters como protagonistas.

Así pues, por medio de estas líneas invitamos a todos los baterías interesados en participar a inscribirse en lacocheracamp.com. En dicha Web encontraréis toda la información referida a esta cita, llamada a ser histórica: ¡¡os esperamos!!

Descarga de dossier.

Seis artistas de El Dromedario Records, y la propia discográfica, premiados en el Rockferendum 2018 de la Heavy y Mariskal Rock

El Dromedario Records, por 2º año consecutivo, y seis de sus artistas, han vuelto a obtener posiciones de privilegio en el ya tradicional Rockferendum organizado por la revista La Heavy & Mariskal Rock. Los elegidos han sido: Robe, Inconscientes (y su guitarrista Iñaki ‘Uoho’ Antón), Sôber (y su batería Manu Reyes), Las Sexpeares, La Beriso y Marea.  

Robe, el histórico líder de Extremoduro, se ha impuesto en la categoría de mejor DVD por su espectacular DVD + doble CD Bienvenidos al temporal, habiendo quedado en las votaciones, también, como 4º mejor letrista. Inconscientes han sido premiados por No somos viento como 5ª mejor canción, y su guitarrista Iñaki Uoho Antón, uno de los grandes productores del rock nacional y guitarrista también de Extremoduro, como 4º mejor guitarrista. Sôber, por su parte, han sido reconocidos como mejor grupo y como 2ª mejor directo en 2018. Su batería Manu Reyes, ha quedado como 2º mejor batería. Las Sexpeares son, par los lectores de La Heavy, el 2º mejor grupo revelación del año y La Beriso, la mejor agrupación latinoamericana. Además, El Dromedario Records ha obtenido la 4º posición en el ranking de mejor merchandising. Como colofón, la vuelta de Marea al estudio, ha sido la quinta mejor noticia del año. 

¡¡Muchísimas gracias a todos por vuestra participación!!

Bienvenidos al temporal, de Robe, nuevamente en el Nº 1 de la lista oficial de ventas

Robe Número 1

Bienvenidos al temporal, el espectacular DVD + doble CD de Robe publicado a finales de 2018, continúa intratable en lo que a aceptación por parte del público respecta, materializándose lo dicho en su vuelta al Nº 1 en la lista oficial de ventas. Recordamos que Bienvenidos al temporal, salió a la venta el pasado 30 de noviembre del pasado año, entrando a la lista directamente en el número 1. Durante las siguientes 5 semanas ha mantenido en el número 2, y en esta, su séptima semana en lista se vuelve a coronar como número 1.