Robe. Lo que aletea en nuestras cabezas

Por qué el disco de Robe es el más romántico del año

El cabecilla de Extremoduro publica su primer álbum en solitario, un arrebatado análisis lleno de sentidos versos de las relaciones humanas

“Estoy escuchando el disco de Robe y estoy llorando”. Esta frase, colgada por un seguidor del músico en una red social, resume de forma rotunda la sensación que produce el trabajo del indomable líder de Extremoduro. Hoy se edita el primer trabajo en solitario de Roberto Iniesta (Plasencia, 53 años). El título es Lo que aletea en nuestras cabezas y en la portada se ve una pintura naif de lo que parece un jilguero. ¿Una imagen adecuada al contenido? Seguramente, si esta nos evoca el romanticismo en su más profundo significado. Lo analizamos.

Probablemente, el estribillo más apasionado jamás escrito
En efecto, Un suspiro acompasado seguramente es la mejor canción que el rock español ha dado en los últimos tiempos. Una introducción in crescendo, de suaves guitarras e instrumentos de cuerda y viento, deja en posición para esa primera frase desarmante de Robe, con tono de voz menos correoso de lo habitual en él: “He notado una brisa pasajera, que me ha dicho que tal vez sí quisiera; respira y noto su respiración; hablo y sueño con su voz”. La canción tienen una línea similar a esa obra maestra de su grupo que se llama Si te vas Pero lo mejor está por llegar, con un estribillo tan salvajemente romántico que cuando lo escuchas te dan ganas de lanzar a la basura todos tus intentos de ser sensible: “Llega el viento, mecido, porque acaba de estar contigo. Noto en el aire un suspiro y todo cambia de sentido. Comencé por dejar la puerta abierta siempre para ver si llega hasta aquí tu aire caliente, respirarlo y que me cuente tus noticias más urgentes”. Guau…

Un guerrero del amor
Aunque la imagen que proyecta Iniesta es de tipo desabrido y duro, muchos de sus textos con Extremoduro son rendidas declaraciones de amor. Eso sí, muchas veces con una pátina de rudeza. En su primera obra en solitario se sacude lo superfluo y va a la esencia. En Guerrero, una pieza de más de seis minutos, se lame las heridas por un desamor: “Como buen guerrero, para ser sincero, cuando el cielo está tan azul, niego que la quiero y que la echo de menos y que sueño con su luz. Y soñar que acaricio su pelo, que su boca me vuelve a buscar, que el ayer no se fue entre los dedos, y hoy sin avisar se ha vuelto a presentar”.

Y Robe se rinde
Lo que aletea en nuestras cabezas
 contiene ocho canciones (hace unas semanas publicó un adelanto con el tema …Y rozar contigo),con una duración total de poco más de 42 minutos, como los discos clásicos. Sin relleno. También hay lugar para las dudas con respecto al amor, que es otra forma de ver el romanticismo. Por ejemplo en Nana cruel, que recuerda en el tono vocal a Albert Pla, con el que Robe ya colaboró en Agila, el antes y después de Extremoduro. “Yo que creía firmemente en el amor, hoy ya sé que no, que ya no importa y que a la vida hay que buscarle otra razón, y busco en los colores del atardecer y no la encuentro”, canta Robe, en los versos más tristes del disco.

Siempre a contracorriente
Hubo una época, cuando Iniesta empezó a llenar palacios de deportes y a salir en los medios, que llevaba una camiseta con la siguiente leyenda: “No quiero ser como tú”. Ah, el eterno dilema: siempre criticando a la casta y ahora yo soy casta (¿les suena?). El disco se cierra con la canción Contra todos, donde el músico reivindica su personalidad a la contra, a pesar de que su mensaje ha logrado el milagro de calar tanto en pijos como en tipos de barrio. “Contra todos, otra vez me levanto contra todo”, canta en este tema.

Llega el viento, mecido, porque acaba de estar contigo. Noto en el aire un suspiro y todo cambia de sentido. Comencé por dejar la puerta abierta siempre para ver si llega hasta aquí tu aire caliente, respirarlo y que me cuente tus noticias más urgentes», canta Iniesta

Acercándose a Morente
Obviamente, Iniesta no tiene la voz de Enrique Morente. Pero en las pocas entrevistas que ha concedido, el músico extremeño ha mostrado su gusto por el flamenco. Con cuentagotas, casi tímidamente, ha introducido pinceladas de este género. En su trabajo en solitario también lo prueba. De manera urgente, sin ser flamenca, rezuma jondura y arabismo. Podría ser un tema perfectamente encajable en Omega, de Morente y Lagartija Nick. La canción (de las más breves del lote: 3,47) nos deja gloriosos versos también muy flamencos: “Y si de repente se cayera la luna, y si de repente no te volviera a ver, de manera urgente caería en la locura”.

¿Una mezcla de Dani Martín y de Maná?
La canción que más choca en el disco es Por ser un pervertido, de una simpleza instrumental que puede recordar a El Canto del Loco, con un estribillo reggae con el que viajamos hacia el universo de Maná. Es una lectura maliciosa, querido lector, pero probablemente este tema despiste al núcleo duro de Extremoduro. La letra vuelve a indagar en las relaciones de pareja: “Estoy perdido, perdido, perdido estoy sin ti”.

¿Se parece el disco de Robe a Extremoduro?
Hay matices. En Extremoduro tiene mucha presencia Iñaki Antón Uoho, sus guitarras, su producción, su querencia hacia el heavy. Aquí eso está mucho más amortiguado. De hecho, hay profusión de instrumentos de cuerda, de saxos, que rebajan los momentos más gresca de Extremoduro. Es verdad que en los últimos discos de la banda ya se habían domesticado algunas cosas, sin duda introducidas por Iniesta, que ya anticipaba este disco. Iñaki no está en la grabación. Robe se rodea de músicos (la mayoría extremeños, como él) con mucha experiencia, pero sin afiliación a bandas populares de rock. Algunos proceden de orquestas de música clásica. La duración de las canciones, sin embargo, continúan la tendencia de las últimas obras de Extremoduro. Son extensas: la más larga supera los nueve minutos, y hay cuatro que rondan los seis. La más breve es Ruptura leve, de sólo un minuto y medio.

 

Fuente: ‘El País’