Mi primera vez: así descubrí a King Putreak & The Vientre
Hablar de King Putreak y The Vientre es hacerlo de Kike Babas y Kike Turrón, ambos oriundos de Hortaleza, Madrid, y máximos ejemplos andantes de esta que perfectamente podría ser su máxima vital, ‘¿lo quieres? Es tuyo. Al lío, échale morro y a por ello’. O tal y como canta Coque Malla, ‘no pidas permiso, agárralo, sal a la calle y cógelo, es tuyo’.
Por ahí van los tiros. Y en ello siguen 30 años después, codo con codo en la barra del tirapichón de la vida apuntando al objetivo y, sea o no de feria la carabina, haciendo diana en cuantos se les ponen a tiro: ya sea hacer entrevistas, críticas de discos, hojas promocionales, libros de creación literaria, biografías, vídeo-realizaciones, programas de radio, de televisión, grabar discos hasta 2006-2007 con King Putreak, The Vientre y Huevos Canos (es de justicia mencionar también a estos últimos), y ya en nuestros días, con Kike Babas & La Desbadá (Kike Babas, siendo este su actual proyecto tras Kike Suárez y la Desbandada) y con Los Turrones, Kike Turrón.
Como buenos buhoneros y buscavidas, he aquí dos irreverentes maestros de todo y oficiales y sabios… de todo también, ambos; y es que, al contrario de lo que se dice, en Hortaleza no hubo solo un sabio. Hay dos al menos, ellos dos.
La primera vez que supe de ambos, los Kikes a partir de ahora, fue en la segunda mitad de los noventa, puesto que también escribían en El Tubo, descubriéndolos y zambulléndome en su obra en 1998. ¿El culpable de ello? Un maravilloso artefacto músico-literario. Un CD-libro que vio la luz dicho 1998 titulado Nadie come del aire, en el que, cual ‘Carpantas’ del gremio, contaban sus andanzas relacionadas con el mundillo y el periodismo musical mediante breves y entretenidos relatos. Con ser bueno el libro, prologado por El Gran Wyoming, Fermin Muguruza y la familia Subterfuge (editores del mismo y discográfica de moda aquellos años), el CD de King Putreak que lo acompañaba era lo más: un compendio de acidez musicada integrado por once pistas que no dejaban indiferente a nadie. Y es que todo era posible en King Putreak, siendo el disco a un tiempo carga explosiva y detonador: qué bombas El presente es lluita, El día que yo me muera, Aprendiz, Quiero ser camello, Polka miseria o Polipuestón.
Cautivado por semejante descubrimiento, me puse a indagar y descubrí que uno de los Kikes, el Babas, tenía también otro grupo, The Vientre, que contaba con una maqueta, Hay que liberar el taponazo. Estaba claro que había que hacerse con ella como fuese.
Llegó 1999 y con el nuevo año, los primeros conciertos de los ‘Kinpu’ a los que asistiría: el primero en Bilbo, en el Kafe Antzokia, con motivo de la fiesta del décimo aniversario de El Tubo (compartiendo escenario con Flitter y con La Polla), y el segundo en Pamplona, donde actuaron en el Terminal con Josetxo Ezponda ‘El Bicho’, quien se presentó dicha noche como Doberman Yogourth. Perros verdes de la escena como eran, lo que no sabían era que en Berriozar vivía su fan número uno, alguien que, según sus quejíos, no era más que su sonrisa gris y sus ojitos tristes y que se presentó en dicho bolo. Está claro de quién estoy hablando, del perro verde de la escena por excelencia, tal y como se definiría Kutxi Romero un año después en el segundo disco de Marea.
Aún habría una tercera vez con los Kikes en ese 1999; fue en el He Be de Vallekas, esta vez con los Marea sobre el escenario. En junio de dicho año, con motivo de la publicación de su maqueta, entrevisté a los comandados por Kutxi para el Tubo, saliendo la entrevista publicada tras el verano y llamando la atención de los de Hortaleza. Siendo esto así, cuando me dijo Romero de ir a Vallekas, les llamé. Y allí apareció Kike Turrón aquella tarde noche de chuzos de punta de mediados de diciembre, compartiendo todos en discretísimo olor de multitudes concierto, tragos, chascarrillos y confidencias.
En el fragor de la conversación, ‘Turrones’ me dijo que King Putreak querían grabar otro disco, que tenían canciones. Y que querían compartirlo con The Vientre. Que habían pensado en llamar a Marino Goñi, de GOR, para hablar del tema, pero que no lo tenían muy claro. Por entonces yo tenía una relación muy cercana con Marino: solo unas semanas antes, en una de nuestras charlas en su oficina (siempre que podía me escapaba allí para cambiar impresiones con él), me había preguntado lo siguiente, a ver si había visto últimamente algo que me hubiera llamado la atención. Que a raíz del gran éxito obtenido por Koma (en dicho 1999 GOR había publicado su tercer disco, El catador de vinagre, tras poner en la calle en 1996 y 1997 el primero y El infarto) solo recibía maquetas de grupos de ‘kaña’ con mucho doble bombo, y que estaba buscando otras cosas…
Vale, le dije a Turrón. Yo hablaré con Marino: y al año siguiente vio la luz el álbum compartido B.N.C.A. (Buitre no come alpiste), el nuevo CD-libro de ‘la escombrera’, tal y como se denominaban a sí mismos todos los implicados en ambos grupos, The Vientre y King Putreak.
Dicho trabajo se materializó en los estudios Sonido XXI de Navarra, donde Marea grabó sus dos primeros discos, lugar que visitamos varios días durante la grabación de B.N.C.A. Una de aquellas jornadas, piensa que te piensa estaban allí los Kikes, dándole vueltas a un título. Al de una de las canciones de King Putreak. Al final se lo puse yo: Trampas, caídas y fantasmas.
Una vez hecho lo más difícil, tener el disco en la mano, tocaba presentarlo, algo que hicieron ya en 2001 en el Kafe Antzokia de Bilbo, acompañados en esta plaza por los de Berriozar (quienes habían visto publicado en octubre de 2000 Revolcón), y en el AKE de Pamplona, siendo épico el concierto de ambas bandas y épico no, lo siguiente, el post-concierto.
En Bilbo, ante un aforo completo, The Vientre actuaron en primer lugar, en segundo, King Putreak, y en último, Marea. The Vientre lo bordaron con su pionero, explosivo y genuino cóctel de rumba canalla y poesía de calle, todo ello aderezado con un aura propia de marcado regusto a desvergonzada ternura y cabaret. Respecto a King Putreak, en su segunda vez en el Antzoki, cumplieron con creces, destacando la interpretación mano a mano de Miel y morralla por el Babas y Francis de Doctor Deseo, antes de acabar King Putreak y The Vientre tocando a rebullón dos hits de una tercera formación en la que también militaban los Kikes, Huevos Canos. Acto seguido salieron los Marea, incandescentes escenario y teatro desde los primeros acordes de Barniz, tema con el que arrancaron, con el público cantando con el alma canciones como Duerme conmigo, Corazón de mimbre, No quiero ser un poeta, Trasegando (todavía no lo cantaba el Piñas: comenzaría a hacerlo por sorpresa pocos meses después, en Elgoibar) o Marea, última en sonar: cantándolas y sintiéndolas con el alma, como siempre fue y sigue siendo.
Varias veces más desembarcaron King Putreak, The Vientre y su poesía politoxicómana en Pamplona y comarca con motivo de la presentación de B.N.C.A: por lo menos en tres ocasiones los primeros en el Terminal entre 2000 y 2003 (tal y como dijeron en una de ellas, “los grupos grandes sacan un disco cada cuatro años y lo presentan una vez mientras que los pequeños sacan uno en ese período pero lo tienen que presentar cuatro veces o más”), y una The Vientre, formando parte del cartel del Maiatza Rock burladés de 2001. Dicho día abrieron para Josetxo Ezponda ‘el Bicho’, protagonizando ambos artistas, que se tenían gran admiración y cariño entre sí, dos conciertos radicalmente distintos: el de The Vientre, súper vitalista y canalla.
2005, por fin, trajo la grabación de un segundo disco para las dos formaciones, labor que afrontaron con Kolibrí a los mandos estrenando los recién creados Estudios R-5 de Marea, sitos por entonces en Larragueta. El trabajo fue mezclado en otros estudios, El Sótano, Artica, por alguien muy cercano a los de Berriozar, Iker Piedrafita: todo quedaba en casa. El disco, sin haber visto aún la luz, lo presentarían en enero del 2006 en el Terminal, dónde si no. 2007 fue un año muy especial, tanto para los Kikes como para los Marea; estos, con motivo de su décimo cumpleaños, vieron la salida de una ‘caja- recopilatorio` muy especial, integrado su contenido entre otras cosas por un libro biográfico que tuve el placer de escribir, La Alegría en puñados de a diez, J. Óscar Beorlegui pregunta, los Marea contestan. El continente, que representaba la colorista furgoneta de la banda (Coces al Aire, Marea 1997-2007), fue presentado en Madrid el 4 de diciembre, en un acto que concluyó con la entrega de discos de oro para todos por las ventas de Las aceras están llenas de piojos. Pero la cosa no terminó ahí, pues, aprovechando esta visita de los navarros, King Putreak oficiaron por la noche la disolución del grupo, quedando materializada en Gruta 77 con un concierto que nunca olvidarán: entre otras razones, por el ‘Disco de Escombro’ que antes de empezar les fue entregado por Kutxi y Alén, en una noche de vino y risas y rosas por demás: perfecto colofón antes de que, musicalmente hablando, se bifurcasen los caminos de la ‘escombrera’ y concluyeran definitivamente las peripecias conjuntas de The Vientre y King Putreak: para los amantes de las emociones fuertes a pie de escenario nada volvió a ser igual.
J. Óscar Beorlegui